Salta te espera con más de 180 experiencias turísticas, religiosas y culturales. Del 14 al 20 de abril, Salta ofrecerá una gran variedad de actividades entre las que se destacan el Vía Crucis, representaciones de la Pasión de Cristo, ferias gastronómicas, concursos y festivales de música y danzas.
En Salta, la Semana Santa se vive con tanta intensidad que ya tiene nombre propio: Semana Salta. Fe, paisajes sagrados y tradiciones vivas se unen en un viaje espiritual único por los Valles Calchaquíes, la Ruta 40 y pueblos con alma.
Cuando llega Semana Santa, Salta no se transforma... se revela. Aflora lo que siempre estuvo ahí: la devoción en la mirada de su gente, los silencios que hablan en las alturas, los caminos que conectan más que geografías.
Por eso ya no se dice simplemente “Semana Santa”. Aquí se vive la "SEMANA SALTA", una experiencia donde se entrelazan el espíritu, la tierra, la historia y la cultura.
En Semana Santa, la ciudad de Salta se transforma en un escenario de recogimiento y tradición que conecta lo sagrado con la belleza del norte argentino. En el marco de la propuesta “Semana Salta”, este destino invita a sumergirse en su historia, fe y cultura viva.
Dos imperdibles para esta época son la imponente Basílica Menor de San Francisco, con su fachada rojiza que corta el cielo y un patio interno encantador, repleto de secretos y leyendas.
En su interior se esconde un pequeño museo que pocos conocen, ubicado en un antiguo convento que aún hoy funciona como espacio de retiro espiritual para sacerdotes. Salta no solo emociona con sus paisajes y arquitectura, sino que invita a vivir una experiencia introspectiva y única.
Con 54 metros de altura es el Campañil más alto de Latinoamérica. Este campanario también alberga la "Campana de la Patria", que fue creada con las armas y municiones utilizadas en la Batalla de Salta de 1813
Junto a la majestuosa Basílica Menor de San Francisco, Patio San Francisco se presenta como un rincón gastronómico imperdible en el corazón de Salta. Este encantador espacio no solo es la antesala al museo oculto entre los muros del convento, sino también un verdadero deleite para los sentidos.
Su propuesta combina platos regionales cuidadosamente elaborados, una destacada carta de vinos salteños, café de especialidad y tortas caseras que conquistan desde el primer bocado. Es el lugar ideal para hacer una pausa, saborear la identidad del norte y, al mismo tiempo, descubrir la historia viva que late detrás de cada pared.
Esta provincia norteña, de una belleza que emociona, ofrece mucho más que procesiones o misas. Cada ruta es un camino iniciático. Cada pueblo es un refugio del alma. Cada paisaje, una oración.
San Lorenzo: entre empanadas y espiritualidad
A pocos minutos de la capital salteña, San Lorenzo es un refugio de verde, sombra y tradición. Sus calles arboladas, su quebrada y sus parrillas se llenan de vida en Semana Santa. La devoción se vive en familia, y muchos aprovechan para recorrer su feria artesanal, participar de misas al aire libre o simplemente disfrutar del paisaje.
Aquí, las empanadas al horno de barro son parte del ritual. Algunas casas abren sus puertas y ofrecen sus recetas ancestrales. También es punto de partida para caminatas guiadas por la quebrada, ideales para quienes buscan conexión con la naturaleza en silencio. Actualmente es de San Lorenzo el ganador del concurso de la Empanada Salteña Matías Michel.
Ruta 68: el camino sagrado hacia Cafayate, entre montañas, vino y silencio
Salir desde la ciudad de Salta rumbo a Cafayate es abrir la puerta a un santuario natural. La Ruta Nacional 68 atraviesa la imponente Quebrada de las Conchas, un corredor rojo esculpido por siglos de viento y tiempo.
Aquí, formaciones como la Garganta del Diablo y el Anfiteatro no solo son paradas fotográficas, sino espacios donde muchos viajeros se detienen a meditar, tocar música o simplemente contemplar en silencio.
La ruta en sí es una ceremonia. A los costados, puestos de artesanías, frutos secos, vino patero y rosarios hechos a mano nos recuerdan que aquí, el arte también es fe.
El Anfiteatro, es una formación rocosa natural con paredes de más de 20 metros de altura, esculpida por la erosión de antiguas cataratas. Su acústica excepcional lo convierte en un escenario natural para músicos locales y visitantes. Es una parada imperdible en el camino entre Salta y Cafayate .
Allí siempre van a encontrar puestos de artesanías y algún músico tocando en vivo, dando la bienvenida con linda energía. Uno de los músicos es Catriel Octavio. Vale la pena ir con tiempo y quedarse un rato a conectar con la armonía del lugar, y sos amante de la música podés hacer como Luciano Bal y compartir con ellos un momento único.
Cuesta del Obispo, Piedra del Molino y el Parque Nacional Los Cardones: el ascenso a lo sagrado
Desde Salta capital hacia el suroeste, la Ruta 33 nos eleva por la serpenteante Cuesta del Obispo. Cada curva es una plegaria visual: cerros que se abren, valles que se hunden, cóndores que saludan. Es uno de los caminos más imponentes de Argentina.
En el punto más alto, a 3.457 metros sobre el nivel del mar, espera la Piedra del Molino. Allí, una pequeña capilla blanca con techo de chapa resiste el viento desde 1950. Muchos viajeros dejan allí sus promesas o agradecimientos. Es una especie de altar entre nubes.
El camino atraviesa el Parque Nacional Los Cardones, donde miles de cactus erguidos como brazos al cielo nos escoltan. Es un lugar ideal para detenerse y caminar un rato por los senderos, en una especie de peregrinación entre espinas y silencio.
En esa misma ruta y dentro del parque te encontrarás con el "Sendero: El Secreto de los Cardones", el Lugar para que tu próxima selfie sea un éxito. Recomendación ya sea que este nublado o soleado, usa gorro, protector solar y toma mucha agua.
Una foto que tampoco podes dejar de tomar es sobre la Recta del Tin Tin. Trazada a casi 3.000 msnm por nativos a través del actual Parque nacional Los Cardones, es una perfecta recta de 19 km que atraviesa una pampa razonablemente plana entre la sierra que la rodea.
Cachi: belleza quieta, fe en piedra y vinos que hablan
Al descender, el corazón late más lento. Es que Cachi invita al recogimiento. Con su iglesia blanca frente a la plaza y su calle de piedra, este pueblo parece una pintura detenida en el tiempo. Durante Semana Santa, sus habitantes se visten de promesantes y organizan un Vía Crucis por las calles. La iglesia San José, con su altar tallado en cardón, es testigo de cantos bajitos y emociones profundas.
La Iglesia San José, ubicada en el corazón de Cachi, es uno de los templos coloniales más emblemáticos del norte argentino. Construida en el siglo XVIII, destaca por su arquitectura tradicional andina, con muros de adobe, techo de cardón y piso de ladrillo.
Declarada Monumento Histórico Nacional, esta iglesia no solo es un símbolo de la fe del pueblo calchaquí, sino también una joya patrimonial que se mantiene viva gracias a la devoción de su comunidad. Frente a la plaza principal y enmarcada por los paisajes de los Valles Calchaquíes, la Iglesia San José es una visita obligada para quienes buscan conectar con la historia, la espiritualidad y la belleza de Cachi.
El casco histórico de Cachi es un verdadero viaje al pasado, donde el tiempo parece haberse detenido entre calles angostas de adoquines y casas blancas de adobe con techos de teja. Sus calles, con altos desniveles que serpentean entre cerros y construcciones centenarias, invitan a recorrerlas sin apuro, dejándose llevar por la calma y la mística del lugar.
Este pueblo salteño, enclavado en los Valles Calchaquíes, conserva intacta su esencia colonial, con plazas arboladas, faroles antiguos y una atmósfera que mezcla historia, cultura y la calidez de su gente. Caminar por Cachi es tocar el alma del norte argentino.
Entre esos caminos de piedra y silencio, también crecen viñedos. La Bodega 9 Cumbres propone una experiencia íntima entre cerros y copas. Se pueden realizar visitas guiadas y degustaciones de sus etiquetas más destacadas. Dos nombres que merecen una pausa son:
Abundancia: un vino intenso, franco, que habla del carácter de estas tierras altas. Segundas Nupcias: elegante, expresivo, con una historia que se siente en cada sorbo.
Molinos: tradición viva, descanso colonial y sabores inolvidables
A pocos kilómetros, Molinos es aún más calmo. La Iglesia de San Pedro Nolasco de los Molinos, construida en el siglo XVIII, es uno de los templos coloniales más bellos del norte. Su estructura de adobe y techo de cardón y torta de barro ha sobrevivido terremotos, lluvias y el paso del tiempo.
Una opción perfecta para detenerse es el Hotel Boutique Hacienda de Molinos, una joya de arquitectura colonial restaurada con elegancia. Sus patios internos llenos de buganvillas, sus galerías frescas con vista a los cerros, la pileta y un restaurante pequeño pero exquisito lo convierten en un oasis entre pueblos.
La carta combina platos típicos con cocina de autor. Un imperdible: el lomo al Malbec, una delicia que condensa en cada bocado el alma de Salta.
Cafayate: entre el vino, la fe y los cerros
Ubicada a más de 1.600 metros de altura, Cafayate es un verdadero oasis espiritual y sensorial. En Semana Santa, su plaza principal se convierte en el corazón del pueblo: procesiones con velas, celebraciones religiosas, mercados regionales y la vida en calma que late en cada banco, en cada conversación.
Uno de los mayores atractivos de Cafayate es su relación íntima con el vino. En esta época del año, muchas bodegas abren sus puertas a experiencias inmersivas.
Entre ellas, se destaca la histórica Bodega El Esteco, un ícono de los Valles Calchaquíes. Allí podés hacer visitas guiadas por la cava subterránea y los viñedos, participar en catas de vinos de alta gama, como Don David o Fincas Notables, recorrer los viñedos a caballo en determinados días, una experiencia única entre cepas y cerros.
Hospedarte en el exclusivo Patios de Cafayate Wine Hotel, con arquitectura colonial, pileta con vista a los viñedos y una carta de autor.
Además, el Museo de la Vid y el Vino ofrece una mirada profunda sobre la historia del vino en altura. Con tecnología, relatos ancestrales y una puesta moderna, es una parada infaltable para comprender por qué aquí el vino es mucho más que una bebida: es cultura, trabajo, pasión.
La gastronomía de Cafayate acompaña con sabores que emocionan: tamales, humitas, empanadas, locro, cabrito, quesos de cabra, dulces regionales y, por supuesto, maridajes con torrontés, la cepa emblema del lugar.
Muchos restaurantes y peñas ofrecen cenas al aire libre con música en vivo, en un ambiente íntimo y festivo a la vez.
DATOS ÚTILES PARA VIAJEROS
Webs oficiales
Cómo llegar
Aeropuerto Internacional Martín Miguel de Güemes (SLA) con vuelos desde Buenos Aires, Córdoba y otras ciudades. Además hay vuelos que llegan desde Brasil y otros paises.
Ideal recorrer la provincia en auto para explorar los Valles Calchaquíes a tu ritmo. Para esto podés cotizar alquiler de autos y camionetas en FIT CAR RENTAL.
Consejos para disfrutar la Semana Salta:
- Reservar alojamiento con anticipación (especialmente en Cafayate, Cachi y Molinos).
- Llevar ropa cómoda, protector solar y abrigo para la altura. Se recomienda hidratación constante.
- Participar con respeto en las ceremonias religiosas.
- Probar la gastronomía local y conversar con los lugareños.
- Visitar bodegas con reserva previa.
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