En 2020, China era sinónimo de confinamiento, restricciones y miedo global. Hoy, cinco años después, se ha convertido en uno de los destinos más deseados por los turistas internacionales. ¿Cómo se produjo ese giro? Con estrategia, apertura y una política de visados que facilita el ingreso de millones de viajeros.
Según datos de la Administración Nacional de Inmigración de China (ANI), en el primer semestre de 2025 se registraron 38,05 millones de viajes hacia o desde China, lo que representa un aumento interanual del 30,2%. De ese total, 13,64 millones fueron entradas sin visado, un salto del 53,9% respecto al mismo período de 2024.
La clave está en la flexibilización de las normas migratorias. Actualmente, 76 países disfrutan de entrada sin visado —ya sea unilateral o mutua— y 55 países, incluidos Estados Unidos y Canadá, pueden ingresar sin visado durante un máximo de 10 días en tránsito. Además, desde septiembre, ciudadanos rusos con pasaportes ordinarios también acceden a China sin visado, lo que generó un aumento del 70% en las reservas de vuelos desde Rusia.
Ciudades como Shanghai lideran el boom. Entre enero y agosto de 2025, recibió 4,1 millones de visitantes extranjeros, con un crecimiento explosivo del turismo coreano, que aumentó un 123,9% interanual. Los fines de semana en Shanghai se han vuelto tendencia entre jóvenes surcoreanos, atraídos por la cercanía, la gastronomía y la modernidad.
Pero el fenómeno no es solo numérico. China ha trabajado en mejorar la experiencia del viajero, agilizando procesos de entrada, consumo y devolución de impuestos. El ministro de Cultura y Turismo, Sun Yeli, destacó que “hacer turismo y comprar en China se ha convertido en tendencia para los visitantes internacionales”.
La narrativa también cambió. De país foco de pandemia, China pasó a ser símbolo de resiliencia, innovación y hospitalidad. Su cultura milenaria, sus avances tecnológicos y su capacidad de reinvención lo posicionan como un destino que ofrece tanto tradición como vanguardia.
China no solo abrió sus fronteras: abrió su relato. Y el turismo internacional responde. Porque viajar a China hoy no es solo conocer un país: es presenciar cómo se transforma una historia.