La remolacha (Beta vulgaris) es una planta de raíz comestible que pertenece a la familia de las Amarantáceas. Aunque es conocida principalmente por su raíz bulbosa, también puedes disfrutar de sus deliciosas hojas. Esta verdura, dulce y jugosa, se presenta en varios colores, como rojo, amarillo y blanco.
Cultivar remolacha en maceta es una opción fantástica para quienes tienen limitaciones de espacio o desean tener una huerta en balcones, patios o terrazas. Aquí te compartimos una guía de cuidados para que puedas sembrarla y verla crecer en condiciones óptimas.
Cómo sembrar remolachas en macetas
Para asegurar un desarrollo saludable, elige una maceta lo suficientemente espaciosa, preferiblemente con una profundidad de 25-30 cm, permitiendo que las raíces de la remolacha se desarrollen plenamente.
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Antes de sembrar, prepara el sustrato adecuado llenando la maceta con una mezcla de tierra de calidad y compost orgánico. La remolacha prospera en suelos sueltos y bien drenados, por lo que esta combinación proporcionará las condiciones perfectas para su crecimiento.
Siembra las semillas a una profundidad de aproximadamente 1 cm en el sustrato, asegurándote de dejar suficiente espacio entre ellas para un desarrollo adecuado. Inicialmente, puedes colocar de 3 a 4 semillas por maceta y luego realizar un aclareo más adelante, si es necesario, para garantizar un espacio suficiente entre las plantas.
Cuidados esenciales
Mantén el sustrato uniformemente húmedo durante todo el proceso de crecimiento. Evita que el suelo se seque completamente, pero también evita el encharcamiento. Riega con cuidado para no perturbar las semillas ni dañar las plántulas emergentes.
Coloca las macetas en un lugar con luz solar directa, asegurándote de que reciban al menos 6 horas de luz al día para un óptimo desarrollo. Ajusta la temperatura ambiente, ya que la remolacha prefiere climas frescos y no tolera bien el calor extremo.
Nutrición y mantenimiento
A medida que las plántulas crecen, mantén su nutrición con un fertilizante equilibrado y retira las malas hierbas que puedan competir por los nutrientes del suelo. Cuando las plántulas alcancen entre 5 y 8 centímetros de altura, considera realizar un raleo para proporcionar suficiente espacio entre cada planta, aproximadamente 5-10 centímetros.
La cosecha de remolachas generalmente ocurre entre 8 y 10 semanas después de la siembra, aunque este tiempo puede variar según la variedad. Comienza la cosecha cuando las raíces alcancen un tamaño adecuado, normalmente entre 5 y 8 centímetros de diámetro. No obstante, si prefieres que continúen creciendo, puedes dejarlas en la maceta por más tiempo.
Cultivar remolacha en macetas ofrece numerosos beneficios. En primer lugar, es una excelente opción para aquellos que no tienen espacio. Además, permite controlar mejor el suelo y la aparición de plagas y enfermedades.