Esta técnica de embellecimiento de uñas ha ganado una gran popularidad recientemente por su acabado impecable y su apariencia profesional. Pero, ¿es realmente segura? Los expertos tienen algo que decir al respecto.
Sucede que la manicura rusa se caracteriza por limpiar y limar toda la superficie de la uña, incluyendo la cutícula, con el propósito de alargar y embellecer la uña antes de aplicar el esmalte y el diseño de tendencia.
Para lograr esto, se levantan, exfolian y recortan las cutículas utilizando una lima eléctrica o torno, permitiendo aplicar el esmalte muy cerca del nacimiento de la uña. ¡El resultado es espectacular!
La función de las cutículas
La idea de que las cutículas son antiestéticas y deben eliminarse es un mito peligroso. Estas pequeñas pero importantes partes de la uña son esenciales para prevenir infecciones. Durante la manicura, es mejor no tocarlas ni limar la superficie de la uña para evitar daños. Además, es crucial asegurarse de que todos los instrumentos utilizados estén bien esterilizados.
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El lado oscuro de la manicura rusa
Aunque el acabado de la manicura rusa es impresionante, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) advierte sobre los riesgos. Las cutículas no deben recortarse ni eliminarse ya que actúan como una barrera protectora contra patógenos. Al retirarlas, se incrementa el riesgo de infecciones.
Por otro lado, según la Academia Americana de Dermatología, eliminar esta barrera natural puede causar infecciones locales como la paroniquia, que se manifiesta con inflamación y dolor. En casos graves, podría llevar a una distrofia ungueal, distorsionando la estructura de la uña, engrosándola y debilitándola, incluso pudiendo desprenderse.
En conclusión, si quieres lucir unas cutículas más estéticas sin correr riesgos, la OCU recomienda algunos hábitos sencillos como mantener las manos y uñas bien hidratadas y protegerlas con guantes durante tareas domésticas que puedan dañarlas.