El Rosmarinus officinalis, conocido popularmente como romero, es una planta aromática de hoja perenne que requiere de pocos cuidados y que cuenta con unas bellas flores azules. Es bastante resistente, por lo cual es una de las especies de exterior más cultivadas en macetas, junto a otras como albahaca.
El romero es conocido y utilizado desde épocas antiguas como condimento y con fines medicinales gracias a sus múltiples propiedades. Tiene un sabor fuerte con aromas de alcanfor, pino, nuez moscada y lavanda. En el ámbito gastronómico, suele combinar bien con otras plantas aromáticas como el tomillo o el laurel.
La ventaja del romero es que es una especie que se puede incorporar perfectamente en pisos. Es ideal para ubicar en la cocina, donde siempre la tendrás a mano cuando necesites condimentar tus platos.
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También se puede colocar en un balcón pequeño para decorar, y de paso eliminar malos olores gracias a su fuerte y rico aroma.
Como si fuera poco, esta planta posee una sustancia clave para repeler los mosquitos: el geraniol. De esta forma, se convierte en un repelente natural, puesto que el olor del romero les resulta muy desagradable a estos insectos.
Propiedades medicinales
La actividad principal del romero está íntimamente vinculada al sistema digestivo por estimular y favorecer las secreciones y la producción de jugos gastrointestinales. Además, favorece la disminución de la generación de gases en el tubo digestivo.
Esta planta también funciona como antiinflamatorio, antiulcerogénico y antioxidante. Como si fuera poco, aumenta el flujo de sangre aliviando dolores de afectaciones osteomusculares.