El bambú de la suerte, también conocida por su nombre original Dracaena Sanderiana, es una planta preciosa y digna de tener en cualquier espacio interior de nuestra vivienda, por su llamativa apariencia.
Al mismo tiempo, se trata de una planta que colma de energía positiva tu hogar ya que atrae la salud, la prosperidad y la buena fortuna según el Feng Shui. Sin embargo, para que nuestro bambú de la suerte se vea esplendoroso se deben seguir algunos cuidados que serán fundamentales para su óptimo desarrollo.
Es que si bien hablamos de una especie bien resistente, si no le damos el cuidado que precisa en cuanto al sustrato, será difícil que pueda crecer en plenitud y terminará quedándose en un tamaño sumamente reducido.
Entonces, cuando nuestro bambú haya echado raíces dentro del pequeño frasco con agua en el que lo tengamos alojado, recién entonces lo podemos pasar a una maceta para que crezca sin límites.
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Allí, será imprescindible utilizar un sustrato hecho de planta, el cual también se conoce como tierra de hojas, ya que este suelo será un factor clave para que nuestra Dracaena Sanderiana crezca muy rápidamente.
Por otra parte, el riego también será clave ya que si bien es una planta que necesita de mucha humedad para desarrollarse, en caso de añadirle agua en demasía podemos provocar que las raíces se encharquen y se terminen pudriendo, lo que podría significar un daño irreversible.
En definitiva, para evitar cualquier tipo de confusiones, los especialistas en jardinería recomiendan regar y esperar a que la tierra esté completamente seca para recién volver a agregarle líquido.
Entonces, siguiendo estos simples cuidados podemos tener la certeza de que nuestro bambú de la suerte crecerá sano y fuerte y que podrá atraer todas las buenas energías a nuestro hogar.
¡Cuidado con el sol!
Otro de los cuidados esenciales que debemos tener con nuestro bambú es respecto del sol, ya que si bien se trata de una especie a la que le gusta la buena iluminación, no soporta la luz solar directa.
Ante esto, lo mejor será mantener nuestra planta en el interior, más precisamente cerca de una ventana para que reciba la cantidad justa de iluminación evitando a como dé lugar que los rayos lleguen a dañar a nuestro majestuoso bambú de la suerte.