El mítico polvo de ladrillo de París se rindió ante su rey. Rafael Nadal, el dueño absoluto de Roland Garros con sus 14 títulos, fue homenajeado con una emotiva ceremonia en la pista central Philippe Chatrier, donde su legado quedó sellado para la eternidad.
El momento más impactante de la jornada fue la revelación de una placa con la huella de su pie derecho, su nombre y el número 14, una marca indeleble que simboliza el dominio del español en el torneo.
La sorpresa en el rostro de Nadal reflejó su emoción, ya que esperaba un reconocimiento más efímero. Pero Roland Garros no olvida a sus ídolos: el español quedó grabado para siempre en su cancha más emblemática.
La ovación del público, el fervor del momento y la presencia de sus legendarios rivales y amigos; Roger Federer, Novak Djokovic y Andy Murray, convirtieron el homenaje en una celebración del espíritu del tenis. Nadal, ya retirado del circuito, recibió un emotivo video con palabras de grandes figuras, mientras el público francés le brindaba una calurosa despedida.
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En su conferencia de prensa, el campeón se mostró conmovido: "Ha sido el momento más emocionante de mi carrera", confesó. Aunque no disfruta ser el centro de atención, admitió que el homenaje fue perfecto, un sueño hecho realidad. Además, valoró la presencia de sus compañeros y enfatizó que su amistad envía un mensaje poderoso en tiempos de división: "Demostramos que se puede querer al rival y, al mismo tiempo, querer ganarle con todas tus fuerzas".
Con este tributo, Rafael Nadal cierra un capítulo glorioso en su vida. Su paso por Roland Garros no solo queda en los libros de historia, sino en la misma tierra que tantas veces lo vio triunfar. Un adiós eterno al rey de la arcilla.