El Masters 1000 de París-Bercy volvió a ser un escenario hostil para Carlos Alcaraz. El murciano, actual número uno del mundo, fue eliminado en su debut por el británico Cameron Norrie, quien lo venció por 4-6, 6-3 y 6-4 en un partido de dos horas y veinticinco minutos.
La derrota no solo sorprendió por el resultado, sino por lo que representa: Alcaraz venía de disputar ocho finales consecutivas en torneos ATP y acumulaba 17 victorias seguidas en Masters 1000, una racha que lo posicionaba como el jugador más regular del circuito. Pero en París, todo se desmoronó.
“No sé qué pasa con esta cancha, no puedo jugar bien acá. Es como una maldición”, declaró el español tras el partido. No es la primera vez que París lo deja sin respuestas: en 2022 debió retirarse lesionado en cuartos de final, y en 2021 fue eliminado entre lágrimas por el francés Hugo Gaston, aplastado por la presión del público.
La caída también pone en riesgo su liderazgo en el ranking ATP: si Jannik Sinner gana el torneo, Alcaraz perderá el número uno justo antes de las ATP Finals.
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El partido mostró a un Alcaraz errático, sin profundidad en sus golpes y con dificultades para sostener el ritmo ante un Norrie sólido y paciente. El británico, ex top 10, logró su primera victoria ante un número uno del mundo, y lo hizo remontando un set en contra.
París sigue siendo un enigma para Alcaraz. Y aunque su talento no está en duda, el Masters francés se convierte, año tras año, en una pesadilla que lo persigue sin explicación. El tenis, como la vida, también tiene sus lugares malditos.