La derrota dolió, pero el mensaje de Lionel Messi fue bálsamo. Tras el 2-0 ante Marruecos en la final del Mundial Sub 20, disputado en el Estadio Nacional de Santiago de Chile, el capitán de la Selección mayor publicó en sus redes sociales un mensaje de apoyo a los juveniles: “Cabeza en alto muchachos. Hicieron un torneo impresionante y aunque todos queríamos verlos levantar la Copa, nos quedamos con la alegría de todo lo que nos dieron y el orgullo de ver cómo defendieron la celeste y blanca con el corazón”.
El equipo dirigido por Diego Placente había llegado a la final con puntaje ideal, tras seis victorias consecutivas, y mostró un fútbol sólido, valiente y con identidad. La caída ante Marruecos —con dos goles de Yassir Zabiri, figura del torneo— no opacó el recorrido ni el crecimiento de una camada que promete futuro.
El respaldo de Messi, que siguió el torneo desde Miami y ya había felicitado al grupo tras las semifinales, se suma al reconocimiento de ex jugadores, entrenadores y periodistas. La Sub 20 volvió a emocionar, y aunque no logró el séptimo título, Argentina sigue siendo el país más ganador en la historia del Mundial juvenil, con seis consagraciones: 1979, 1995, 1997, 2001, 2005 y 2007.
Le siguen Brasil con cinco títulos, Portugal con dos, y otras selecciones como España, Serbia, Inglaterra y Francia con una estrella cada una. El torneo, organizado por FIFA desde 1977, ha sido semillero de figuras como Maradona, Riquelme, Agüero, Di María y el propio Messi, campeón en 2005.
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La Sub 20 no levantó la copa, pero levantó el orgullo. Y con el respaldo de Messi, el legado sigue intacto. Porque en Argentina, el fútbol juvenil no es solo futuro: es historia viva.